Sobre la serie La decoración de la casa, y demás
Los mosaicos, el papel china, los adornos, las paredes, el sofá, las columnas, los signos de orden, las tramas de cada uno de ellos se están descomponiendo. El telón de fondo no es más que eso, un escenario vacío de realidades aparentes. Están volando/flotando, apenas se sostienen, muestran ya lo único que pueden. Sin lugar fijo, la realidad de ciertos espacios -el interior de una casa, un cuarto desconocido- se desintegra. Los lugares cómodos, seguros -¿la casa?- parecen poco confiables, más bien, nos amenazan: las paredes, los pisos y los muebles se desencajan y diluyen: la estabilidad y diálogo se rompen. La decoración de la casa se demuestra falsa. Una mujer se sumerge en un mar de objetos. Un único lugar ¿completo, insaciable, seguro? de consumo y apariencia, superficie que representa y moviliza. Las vistas se contrastan como si de pequeños espejos se tratara. Siempre nos miramos en ellos. Algo va a pasar.
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