Dibujos, pinturas y collages que fueron parte de Lugar común, muestra realizada en Taxco, en octubre de 2010, en el Museo de Arte Virreinal Casa Humboldt.
“Esquina barroca”
Acrílico sobre tela
1,50 x 1,50 cm.
2010
“Como en casa”
Óleo sobre tela
23 x 33 cm.
2010
“Variedad”
Técnica mixta/collage sobre papel
75 x 112 cm
2010
“Gesto”
Técnica mixta sobre papel
40 x 50 cm.
2009
“Me aprieta”
Acrílico y collage sobre tela.
36 x 29 cm.
2010
“¿Alguien quiere un cuerpo de metal?”
Acrílico sobre papel
96 x 66 cm
2010
“¿Qué cosa hemos hecho?”
Acrílico sobre papel
40 x 50 cm
2010
“Los pies de Lucía”
Acrílico sobre papel
35 x 44 cm.
2010
“En Santo Domingo”
Acrílico sobre papel
72 x 100 cm.
2010
“Cuerpo-fragmento”
Carbón sobre papel
16 x 20 cm.
2010
“Tres posiciones: cabeza de hombre-cadera de mujer” - Tríptico
Acrílico sobre papel
96 x 66 cm.
2010
Texto que acompañó la exposición
LUGAR COMUN
¿Qué cosa es un lugar común?
Me preguntaba al conocer el nombre de esta exposición, tratando de hallar
la estructura y el hilo conductor de la misma, en la que se presenta lo más
significativo del trabajo de la autora a lo largo de un año y se me venían a la
mente una serie de asociaciones, no sé bien por cual palabra: lugar o común.
No sé si la autora pretende llevarnos en un viaje a través del recorrido de
la mirada a un encuentro o a un lugar perdido, nos habla de algo solido,
tangible y por supuesto real, o que lo parece,
o en su defecto se trata de algo mas allá de lo físico y que se incrusta
en la imaginación, en el inconsciente colectivo.
Recordaba que el término alude a la repetición, a la pérdida absoluta de
las orientaciones creativas y que designa un territorio por todos conocido,
reconocido, y por todos aceptado pero común
De lo natural a lo artificial, de lo natural al artificio.
Objetos de culto, la ritualización de lo cotidiano, teorías sobre el
anverso y el reverso, pensaba en Baudrillard, en la exaltación de la
exaltación, en las expresiones reiteradas, en las metamorfosis del cuerpo, en
la búsqueda frenética por lo inalcanzable, en los excesos de estimulación de
todo tipo.
Por lo demás, lo que nos muestra María Laura, lo que nos presenta como
evidencia en sus aspectos formales, es una aguda capacidad para explorar el
espacio de la tela y el papel y para ubicarse en él. Su incursión por
diferentes técnicas, le ha permitido la exploración y ampliación de diversos recursos
expresivos trátese del grafito, la acuarela, acrílico y más recientemente el óleo.
¿Cómo se llega a un lugar común?
Espacio para la coincidencia obligada, para la recurrencia, cae uno con
frecuencia sin buscarlo, y en todo caso sin quererlo, en lo que denominamos
lugares comunes, nos condiciona el uso de
ciertos patrones de expresión, de acciones repetitivas, surte efecto,
cuando los recursos de los lenguajes y del pensamiento nos impiden allegarnos
otros modos de “decir”, bien porque se nos agotan o porque invariablemente nos conducen a la frase
hecha, a la consecuencia reiterada. Reducida dimensión de la originalidad.
De no poco tiempo es el gusto e interés que María Laura demuestra por el
arte pictórico, tanto como por los viajes, en su calidad, que no es de viajera,
sino de trashumante.
En sus recorridos recoge objetos que
solo ella encuentra por doquier, porque solo ella los ve. Por todos lados
encuentra estrellas y corazones, flores y algunas figuras singulares. Su gusto
por la recolección de objetos y aplicaciones que por diversas razones le son
significativos, le llevan a incorporarles con frecuencia en sus composiciones,
en donde interactúan con elementos pintados o dibujados, no son collages en un
sentido estricto sino objetos involucrados en sus temas, creando con su
aparición en los cuadros, una especie de contrapuntos visuales. No participan
aleatoriamente, están ahí por algo, para algo. De aguda sensibilidad y sagaz
intuición sabe elegir contundentemente entre diferentes soluciones plásticas que ya de por si son una muestra,
de sus capacidades artísticas.
Con la mirada atenta que el artista posee, su encuentro con lo cotidiano le
traslada a algo más complejo de lo que parece: un par de zapatos, unas manchas
en el piso, hasta su serie de corsés que configura la parte más significativa
de esta exposición en la que emplea
prototipos y arquetipos que nos llevan a reconocer el estereotipo en que se convierten, en un ejercicio sutilmente paródico.
Siendo esta su primera exposición individual, me apuro a pensar, e
imaginar en prospectiva un futuro
promisorio dentro de las Artes Plásticas, que ya de estar señalado por cierto,
tras el designio de los astros, ya nada más es cuestión de que vaya a su encuentro. Del tiempo que le
conocemos, nos ha dado muestra de su tenacidad a toda prueba, de su
capacidad para el dibujo y de comunicar
por medio de la pintura, con seguridad, seguirá dando muestras de ello.
Francisco Mendoza
Octubre 2010, Taxco de Alarcón, Gro.